VIOLENCIA SEXUAL Y LABORAL EN ESCUELAS DE VERACRUZ
Por Aurelio Contreras Moreno
El pasado 30 de enero, se publicó en la Rúbrica y en el portal informativo La Clave información acerca de una denuncia sobre un posible contubernio entre la Subsecretaría de Educación Básica, la Unidad de Género y el Órgano Interno de Control de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) para mantener en la impunidad los casos de acoso y hostigamiento sexual en escuelas del estado, bloqueando las denuncias de las víctimas a las que se les somete a más violencia aún y a la revictimización desde las instancias encargadas de atender estos casos.
En esa ocasión, se documentó cómo la Unidad de Género de la SEV les da ruta de primer contacto a las denuncias por acoso sexual y hostigamiento, para que al final no procedan y sean archivadas.
A raíz de esa publicación, tres víctimas, una de ellas de acoso sexual y todas de acoso laboral, contactaron a quien esto escribe para denunciar que la situación por la que atraviesan es todavía más grave.
Las maestras María del Carmen Carrillo y Ana Lilia Melchor, así como la trabajadora de intendencia Guadalupe Morales Cortés, todas adscritas a la Escuela Telesecundaria “Carolino Anaya” de Miahuatlán, han pasado un viacrucis por la violencia, el encubrimiento, la complicidad y la indolencia no solo de las autoridades educativas estatales, sino de su sindicato, la Sección 32 del SNTE, coludido con el gobierno de Cuitláhuac García en lugar de defender a sus agremiados.
Guadalupe Morales soportó durante seis años las agresiones, insinuaciones y comentarios de mal gusto de un maestro acosador, Jaime Alberto Salas Hernández, cuya conducta era solapada y hasta secundada por la directora de la escuela Telesecundaria, María del Socorro Oliva Gaona. Ambos –afirma Guadalupe- le hacían comentarios lascivos, burlones y obscenos sobre su físico, en actos que además implicaban una gran discriminación, pues se metían con ella porque no es maestra, sino trabajadora de intendencia.
De acuerdo con el testimonio de Guadalupe –que quedó plasmado en una denuncia también-, sufrió un constante abuso de parte de la directora, quien le quitaba días de descanso, la molestaba con encargos laborales en días no hábiles como los domingos y la hostigaba por cualquier motivo, aprovechando su ignorancia acerca de sus derechos laborales.
Guadalupe denunció el acoso tanto del maestro como de la directora, para lo cual contó con el apoyo de dos maestras del mismo plantel, María del Carmen y Ana Lilia, lo que provocó que también se les fueran encima con diferentes vejaciones, tratos diferenciados y reportes de conducta constantes.
Las tres denunciaron la situación ante el supervisor de zona 887 de Telesecundarias de la SEV, Javier del Valle López, quien no solo no las escuchó, sino que se puso del lado del agresor y de la directora y operó para sacar a las tres mujeres de su centro de trabajo, usando para ello, de acuerdo con las denunciantes, un acta firmada hasta tres veces por las mismas personas, algunas de las cuales ni siquiera trabajan en la escuela ni tienen estudiantes ahí.
Incluso, la directora puso en su contra a padres de familia de la Telesecundaria, a los que azuzó para que pidieran su salida hasta con tomas del plantel y bloqueos de carreteras. Incluso, sostienen que intentaron sobornar a padres de familia hasta con 35 mil pesos para que las denunciaran por supuestamente violentar a los estudiantes.
Víctimas de acoso laboral, las tres mujeres fueron sacadas de su espacio de trabajo por las presiones de sus agresores y confinadas en oficinas centrales de la SEV, donde fueron puestas “a resguardo”, sin ocupación alguna.
Pero las agresiones han escalado. María del Carmen fue víctima de robo a su negocio y a su casa, de donde extrajeron documentos del proceso legal que llevan después de dejarla “patas pa’rriba”, al mismo tiempo que su marido recibió mensajes anónimos via WhatsApp en los que le decían que si no calmaba a su esposa “la próxima ves (sic) serán tus hijos”. Por seguridad, María del Carmen se fue con toda su familia de su casa, ubicada en la congregación de Rancho Viejo, San Andrés Tlalnelhuayocan.
A raíz de los conflictos y luego de que le fue aplicada una nota negativa a su expediente, María del Socorro Oliva se jubiló y fue reemplazada en la dirección de la escuela telesecundaria por Brenda Itzel Pérez Carballo, quien no tiene la antigüedad necesaria para ocupar el puesto, pero aseguran es comadre del supervisor Javier del Valle.
A pesar de que les advirtieron que no denunciaran, Guadalupe presentó una denuncia por acoso sexual contra Jaime Alberto Salas Hernández ante la Unidad de Género de la SEV en abril de 2023, y ante la Fiscalía General del Estado (FGE) el 2 de mayo de ese mismo año. María del Carmen presentó a su vez denuncia por acoso laboral ante la Contraloría de la SEV, y por las amenazas recibidas vía WhatsApp ante la FGE. Ana Lilia acudió al Órgano de Control Interno de la SEV y ante Derechos Humanos. Pero ninguna ha avanzado.
En cambio, se intensificaron el acoso y las agresiones en su contra, al grado de que aseguran ser sujetas de intimidaciones, pues las siguen y les toman fotos, asegurándose de que se den cuenta, mientras las amenazan y agreden en redes sociales.
En la FGE –como es costumbre- les dicen que no pueden proceder porque no hay agresiones físicas directas y que las verbales no se pueden acreditar. Pero ni su sindicato, la Sección 32 del SNTE, las quiso apoyar.
Hablaron primero con Ricardo Reyes, mano derecha del dirigente sindical Daniel Covarrubias, quien las envió con el Jurídico, Daniel Cueto. Éste les dijo que de plano no podían hacer nada ni llevar el caso porque no se podían meter con Javier del Valle, ya que además de supervisor escolar, es al mismo tiempo secretario de Trabajo y Conflictos de nivel Telesecundaria de la propia sección 32 del SNTE. Es juez y parte. Y busca además, según esto, ser candidato de Morena a la alcaldía de Zontecomatlán el año entrante.
Cuando intentaron acercarse al en ese momento secretario de Educación y hoy flamante candidato de Morena a diputado federal por Córdoba, Zenyazen Escobar García, nunca las quiso atender tampoco. Él ya estaba en otra cosa. ¿O será que alguna vez estuvo ocupado de la responsabilidad que tenía?
Como éste, ¿cuántos casos habrá en Veracruz, donde dizque hay “cero tolerancia” a la violencia contra las mujeres? Y peor aún, ¿cuántos depredadores –como el agresor denunciado, que solo fue cambiado de plantel- están frente a grupos de estudiantes, con la complacencia del gobierno estatal de la “transformación?
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