UNA LUCHA DE 50 AÑOS POR SUS DERECHOS
Dalia Elena Gutiérrez Gutiérrez
Agencia Reforma
Monterrey, NL 7 marzo 2025.- En 1975, la Organización de las Naciones Unidas realizó en la Ciudad de México la primera Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, entre el 19 de junio y el 2 de julio.
Dos años después, en 1977, la Asamblea de la ONU proclamó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, lo que inició una nueva etapa en la lucha por sus derechos. Cada conmemoración del hoy llamado 8M es una oportunidad para hacer un alto y reflexionar sobre la labor de las generaciones pasadas, a la vez que se revisan los avances.
«La memoria nos explica quiénes somos en el presente y nos ayuda a imaginarnos el futuro», señala Marianx Gabarrot, profesora de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey.
«Es importante que las jóvenes feministas sepan de dónde vienen y cuál es su legado».
I. ANTECEDENTES MUNDIALES
Los orígenes del 8M se remontan a comienzos del siglo 20 con las manifestaciones de mujeres, en especial de Europa, que exigían el derecho al voto, mejores condiciones laborales y la igualdad de género.
El primer Día Nacional de la Mujer se conmemoró el 28 de febrero de 1909 en Estados Unidos, en honor a la huelga de trabajadoras textiles que un año antes protestaron por malas condiciones de trabajo. Unas 15 mil mujeres marcharon en Nueva York.
En 1910, en la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en Dinamarca, la alemana Clara Zetkin propuso proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sin fecha fija. Esto llevó a la primera conmemoración el 19 de marzo de 1911 en países europeos como Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza.
Dentro de movimientos en pro de la paz por la Primera Guerra Mundial, mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer en febrero de 1913. Para el año siguiente, Rusia, Alemania y Suecia lo celebraron de manera oficial el 8 de marzo. Otros países de Europa se unieron con mítines.
Las manifestaciones del 8 de marzo de 1917 en Rusia escalaron a un levantamiento que llevó al fin de la monarquía y al derecho al voto a mujeres. Desde la aprobación del 8M de manera oficial en la ex Unión Soviética, la conmemoración se extendió a otros países.
II. EN MÉXICO
Aquella Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1975 fue histórica, pues representó la consolidación del vínculo entre movimientos de mujeres de diferentes países e impulsó un discurso mundial.
«La primera que abre la boca y dice algunas cosas fue (la activista feminista) Benita Galeana, una campesina comunista mexicana importantísima de esa época», señala Lídice Ramos, especialista en temas de género.
«En esa época está todo el movimiento urbano popular: las mujeres por la vivienda urbana, por el agua, por el alumbrado público».
Previo a dicho congreso, México ya había vivido sucesos relevantes en la materia como el Primer Congreso Feminista en México, realizado en Yucatán en 1916, donde se habló de igualdad jurídica y dar espacio a las mujeres en la administración pública y en la educación normal.
En 1953, el Presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales para reconocer el sufragio femenino y, por primera vez, las mujeres pudieron ejercer este derecho en los comicios del 3 de julio de 1955.
En 1978, México conmemora oficialmente el Día Internacional de la Mujer.
III. BEIJING: CONFERENCIA CLAVE
En 1995 se llevó a cabo la cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en Beijing, China, clave en la agenda global sobre igualdad de género y derechos humanos de las mujeres.
De Monterrey asistieron mujeres como la política María Elena Chapa y la hermana Leonor Aída Concha.
Aquella reunión, que llevó a un compromiso entre miembros de la ONU, impulsó otros avances a nivel nacional como la creación de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, en 2006, y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en 2007.
Otros sucesos destacables han sido la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres en 2001, la Reforma Electoral de 2002, que obliga a los partidos a inscribir por lo menos 30 por ciento de las candidaturas femeninas en sus listas, la paridad en el Congreso de Diputados y el Senado en 2018, y la elección de la primera Presidenta en 2024.
Si bien podría parecer que los avances han sido lineales, indica Gabarrot, desde el inicio de la lucha hasta la actualidad ha habido diversas olas, con logros como el acceso al derecho al voto, la educación y la protección de violencia.
Pero también retrocesos, considera, como actualmente una reacción conservadora sobre la autonomía del cuerpo.
«Es fundamental escucharnos y buscar los puntos de encuentro entre nosotras y no perder de vista la agenda que tenemos en común», considera.
«Lo otro importante es distinguir entre la realidad y el discurso: si una institución está conmemorando el 8 de marzo hay que preguntarle cuál es la condición de las mujeres en esa institución.
No basta con pronunciarse a favor de nuestros derechos, se requiere una rendición de cuentas».
IV. LA MARCHA REGIA DEL 2020
La del 2020 fue una histórica marcha en Monterrey, en la que 15 mil mujeres alzaron la voz contra las violencias y desigualdades.
Desde entonces las intensas movilizaciones han sido constantes.
Hacia 2008, comenta la activista Claudia Muñiz, se realizaban mítines en el Centro de la Ciudad, en honor al Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
«Éramos muy poquitas compañeras a comparación de como se ve ahorita», relata Muñiz, parte de la organización de las movilizaciones por años.
«No era simplemente el Día Internacional de la Mujer, tratábamos de rescatar la historia de la lucha obrera de las mujeres».
Hacían eventos para avisar de la movilización y a veces eran 30 las que asistían, cuenta, pero eso nunca las detuvo de tomar las calles. Salían de Colegio Civil, punto histórico para las luchas en la Ciudad.
La respuesta del Gobierno solía ser de indiferencia, comparte, pero en ocasiones desplegaron elementos policiales.
«Buscábamos remarcar las dificultades que vivíamos como trabajadoras, la violencia, y la lucha económica y social», dice.
En 2020, la marcha convocada por la Asamblea Feminista partió de Palacio de Gobierno ante la respuesta tan grande.
La activista considera que el incremento se vincula con 2019, que fue un año de gran movilización a nivel internacional, junto con diversos sucesos ocurridos a nivel local como la llamada Ley Antiaborto.
Tal vez se vive un momento de retrocesos y diferencias, apunta, y por ello es importante seguir organizándose.
«Que tengamos estos espacios es el resultado de un trabajo de décadas.
«Es muy necesario que volteamos a ver lo que ha habido en todos estos años».