ROMPE EL DOCUMENTAL ‘NORTE’ TABÚ DE LAS ADICCIONES
Erika P. Bucio
Agencia Reforma
Ciudad de México 8 agosto 2024.- Las adicciones se viven en secreto dentro de las familias, pero la cineasta Natalia Bermúdez (Tijuana, 1993) rompe ese tabú con un relato de brutal honestidad en el documental Norte.
En entrevista, la escritora y fotógrafa comparte que con su hermano Rodrigo tampoco era distinto, por mucho tiempo la familia ocultó su adicción: «No nos vayan a decir porqué tiene pedos con las drogas, a no invitarnos».
La familia vive su dolor al desnudo ante la cámara en el primer documental de la creadora, apadrinada por el director de cine documental Everardo González.
«Siempre he creído que una de las primeras cosas de las que tienes que hablar es de esos dolores que te definen, de tu huella de dolor y después puedes explorar otras cosas», dice.
«Para mí, uno de ellos es todo lo que pasó con Rodrigo cuando yo estaba chiquita, pues yo creo que en gran medida definió mi personalidad, definió mucho de la persona que soy ahora».
Pensaba que su hermano era un buen personaje por su carácter extrovertido, encantador y gracioso, y al mismo tiempo, muy complejo. Intuía que podría ser una buena película y en eso, reconoce que operó en ella un deseo «medio egoísta».
En el documental, Rodrigo decide irse a Tijuana, donde nació, para estar con su familia y sanar. Le resulta imperioso irse de la Ciudad de México. Cuando su hermana le pregunta qué tiene la ciudad, le responde: «Mucha gente que conozco».
«Eso pasa con los adictos, tienes que alejarte de la gente con la que consumes, el paso número uno para dejar de hacerlo», asegura su hermana.
En principio, la película se llamaría El niño porque Rodrigo se juntaba con gente muy grande y le decían así, El niño.
«Para mí era una película que trataba de Rodrigo y se termina llamando Norte porque ya se trataba de todos».
En las terapias de familia, se explica que el adicto es solo un síntoma de una enfermedad familiar.
«Somos todos los enfermos y no solamente el adicto», recalca la cineasta para quien volver a Tijuana significa regresar al origen y sanar.
El documental comienza con Rodrigo en su departamento, intoxicado; con tono burlón, dice a la cámara de Natalia: «¿Quién va a hacer un documental de alguien que está bien? Mi hermana quiere ver que soy un pinche yonki».
Sin dejar de mostrar lo crudo y sórdido de las adicciones, la cineasta encaró a su hermano fuera de cuadro: «Yo no vine a filmarte para ver cómo te matas, no sé de qué va la película, pero sé que de eso no va».
Por la personalidad de su hermano, al que le gustan las cámaras, sabía que el reto no era que accediera a que lo filmara, sino que mostrara su lado vulnerable.
Durante la filmación, Bermúdez lidió con el doble rol de hermana/directora, en el documental ella misma aparece vulnerada. En el complejo proceso de edición, al saber que no podría ser objetiva, se apoyó en Diego Cruz Cilveti.
Intentó cuidar a su hermano y a su familia, y en lo personal, le resultó catártico.
«Yo siento que esta película yo la lloré, o sea, la he llorado en distintas etapas».
Significó entender aquello que desde muy niña vivió: «¡¿Qué pedo con Rodrigo?! ¡Lo odio! ¡Todo se trata de Rodrigo y sus pedos!», al contarlo se quiebra en llanto.
«Pude ver su dolor a través de Norte, él pudo ver nuestro dolor, mis papás (Flor de María y Álvaro) podrían ver mi dolor también y yo el de ellos. Eso cambió absolutamente todo, abrió perspectivas», cuenta.
Bermúdez muestra que la recuperación es un proceso con subidas y bajadas, no es lineal, porque la vida no es así.
«No hay un destino final al cual llegar, la recuperación es un proceso supererrático, de subidas y bajadas, y no es blanco y negro. Para mí era muy importante darlo a entender y este es uno de los cachos del proceso», ataja.
En el estreno de la película en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato 2023, se enfrentó a una sala llena donde también estaban Rodrigo y sus papás. Ella estaba consumida de nervios, reprochándose «¡¿qué hice?! ¡¿cómo estoy exponiendo a mi familia?!».
Al final de la proyección, muchas personas se les acercaron a contarles su historia, lloraban. En el cine también corrieron muchas lágrimas. Ahí fue cuando se convenció de que tenía sentido verse vulnerados y mostrarlo.
Personas con familiares o amigos adictos somos todos, insiste, por más que sea un tema oculto.
«Para mí Norte es importante porque detona conversaciones», remarca. La película fue premiada como el mejor documental.
«No creo que haga una película más desde la panza que esta».
Norte tendrá su estreno nacional este viernes 9 de agosto en la Cineteca Nacional de las Artes a las 17:40 horas.
Doble nominación al Ariel
Natalia Bermúdez logró una doble nominación al Ariel por Norte como cortometraje documental, aunque es un mediometraje de 53 minutos, y por su cortometraje de ficción Apnea.
Es la primera mujer en conseguir dos nominaciones en la misma emisión.
La cineasta cargaba con un cierto enojo con la industria, sentía que no había lugar donde pudieran caber sus películas porque no se ocupa de las temáticas dominantes.
«Este reconocimiento, estar nominada, más allá de la cosa del ego que naturalmente aparece, me apaciguó ese enojo. Sí, hay espacio para mí en esta industria. Lo más importante de estos reconocimientos es que son un impulso para poder seguir filmando», dice la cineasta de 30 años.
Ingresó al Centro de Capacitación Cinematográfica con la idea de ser fotógrafa de cine, pero se cambió a dirección para poder contar historias y dirigió su primer cortometraje, Golden Malibu (2018).
Una historia de ficción con su hermano Rodrigo sobre una niña que se escapa una noche con su hermano mayor y descubre su sórdido mundo.
Apnea aborda la relación de abuso entre Renata, joven nadadora, y su entrenadora, mayor que ella.
La entrega de los premios será el sábado 7 de septiembre en el Teatro Degollado de Guadalajara.