Opinión

NO A LA FARSA

Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañados.

MarkTwain

En general, es sabido que las clases políticas encuentran una necesidad patológica en el uso de las mentiras, más aún, asumen como normal que el ejercicio político se desempeñe con una buena dosis de mentiras, como la forma de atraer a su electorado. No obstante, lo que está sucediendo ahora es que el uso de las mentiras se ha incrementado de manera tal, que su asimilación ha quedado fuera de cualquier realidad básica, de cualquier escrúpulo o pudor político. Se miente abiertamente, de manera cínica, incluso retadora.

El ejercicio populista contiene entre sus anclas la mentira y la fuga de la realidad como garantes de sus controles. Las razones, las argumentaciones que reflexionen y abonen a la construcción de los sucesos y acciones públicas están proscritas. En una lógica demoledoramente simple, en medio de tantas mentiras, solo existe una verdad, la del líder que encarna el pueblo y junto a él su clase política que obedece ante sus dichos y hechos que son incuestionables.

Resultan patéticos los reduccionismos asumidos por conjuntos muy amplios. Desde hace tiempo dominan al país las narrativas que plantean la cancelación democrática y el debate y la pluralidad, reduciendo al país del conmigo o contra mí; por ahí caminamos como nación, en la ruta de la destrucción republicana.

Disfrazándose de demócratas, los actuales gobernantes desmontan, destruyen  las reglas y las instituciones que incluso garantizaron su llegada, los logros que fueron el reclamo de años en luchas que, pese a toda la discusión que se pueda dar sobre ellas, configuraron una construcción de convivencia política, legal y social mejorable pero funcional porque avanzamos en la solución de procesos donde se pudiera debatir en reconocimiento a las múltiples visiones nacionales.

El próximo primero de junio, la ruta autocrática que caminamos pasa por una de sus últimas aduanas. En la fársica elección del poder judicial, la acometida con miles de mentiras o verdades sesgadas e insidiosas, refieren mucho más que la venganza del gran timonel.

Se establece la visón centralizadora de un proyecto antidemocrático, cerrado y autoritario que no oculta sus intenciones de control y ejercicio de poder sin contrapesos, sin reconocimiento alguno de los que piensen u opinen distinto, de respetar la discusión política de proyectos distintos, de pluralidad negada en la intolerancia, ya que para los distintos y los contrapesos, solo puede haber la calumnia, el denuesto y la persecución, porque ellos tienen el poder del “pueblo”.

La elección del poder judicial no mejorará los problemas que se señalan como causas de su reforma, pero si es posible de reconocerse como la destrucción del último dique de contención republicano. Los gobiernos que la impulsan, los partidos que la respaldan, llevarán el peso de esa responsabilidad histórica, porque saben del abandono social a esa trágica convocatoria, perciben la lejanía del pueblo, como un todo que dicen encarnar. El fraude que ya rodea al proceso desde su organización arroja una suciedad que es evidente, pues han ocasionado con su mezquindad la ruptura de normas y procesos, de cualquier decencia reglamentada, y las consecuencias del evento no pueden ni deben ser respaldadas. No asistir, no votar en esa grotesca puesta en escena, es un deber democrático insoslayable.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

No estamos bien.

Las cifras del SESNSP registran en Veracruz de enero a abril 255 homicidios dolosos, 7 feminicidios, 13 secuestros y 5,199 robos. También 247 desapariciones en enero y febrero según la Comisión Estatal de Búsqueda.

No, no estamos bien.

mquim1962@hotmail.com

X: @mquim1962

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