LA DEMOCRACIA ES UNA TÓMBOLA
LA DEMOCRACIA ES UNA TÓMBOLA
Pedro Peñaloza
“La política viene caminando detrás con gran
retraso,
con incontables tropiezos, y de tiempo en tiempo
se atasca como carro en pantano”.
Alfonso Reyes
Se aplaude y hasta se
festina que los cuatro nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral hayan
sido designados por la “mano santa” de las solemnes secretarias de la mesa
directiva de la Cámara de Diputados. Es decir, se omitió la búsqueda de acuerdos
entre los distintos. Descubrieron que el uso de la “tómbola” sustituye el
cansado camino de los consensos. Así se construye un tramo de la democracia.
Este método está en la constitución como recurso extremo y último. Falta
agregar los “volados”.
En efecto, esta apuesta
al azar fue la ausencia de acuerdos entre las fracciones parlamentarias y la orden
desde Palacio para no negociar nombres. Una vez concluida la lotería electoral,
se confirmaron las versiones acerca de las preferencias políticas de algunos de
los ungidos, quienes no han negado su simpatía con el partido gobernante.
En un principio, el
oficialismo apostaba al menos por tres de los cuatro espacios. Ahora, tendrá
dos abiertamente morenistas. De los otros dos, no sabemos mucho. El tiempo lo
dirá. Aunque ya sabemos cómo se manejan los tentáculos desde el poder
atrabiliario del obradorismo.
Por cierto, el aparente
“purismo” de los legisladores del bloque mayoritario, que justificaban la falta
de acuerdos por su rechazo a la supuesta repartición de cuotas, fue, en
realidad, una pantalla para ocultar sus afanes autoritarios. Esto se observa en
la elección del Comité Técnico que eligió a los nuevos consejeros, ya que ahí
sí ejercieron su “cuota” y tuvieron cuatro de los seis integrantes. Aquí se
evidenció su discurso demagógico.
El posible escenario que
se avecina está caracterizado por una fuerte disputa en el INE, en donde los
representantes del oficialismo se abocarán a ser la correa de transmisión de
los dictados del habitante de Palacio. El equilibrio vendrá de los resultados
en las próximas elecciones, donde un voto en contra de MoReNa evitará un poder
hegemónico y pondrá límites a la influencia del discurso lopezobradorista en
las presidenciales del 24.
En esa perspectiva,
ningún plan oficialista podrá imponerse si se logra construir una alternativa
atractiva para la numerosa franja de descontentos quienes deberán salir
masivamente a votar, el peor veneno para el morenismo son las votaciones
copiosas. Claro que no será fácil, pero de ese tamaño es el reto. Sin olvidar,
el resultado judicial del “plan B” que pondrá mayor incertidumbre en los
resultados. En fin, los triunfos electorales son una combinación de programa,
inteligencia y acción de masas organizadas. No más.