JALISCO, EL HOLOCAUSTO; VERACRUZ LA OTRA PUERTA DEL GENOCIDIO
Por Edgar Hernández*
@LineaCaliente
Veracruz se ubica en cuarto lugar de personas desaparecidas y el cementerio de Palo Verde en Xalapa es el símbolo del mayor número de fosas clandestinas a nivel república.
Atrás de todo, en la penumbra, está Cuitláhuac García.
El holocausto sucedido en el municipio de Teuchtitlán en Jalisco que llena de luto a México abrió la caja de Pandora.
Hoy el genocidio sucedido en campos de exterminio tiene más historias por contar, una de ellas es la masacre sucedida en Veracruz entre 2018 y 2024.
Así como el colectivo ciudadano “Guerreros Buscadores de Jalisco” exhibió el campo de concentración con al menos tres crematorios y huellas y despojos de al menos 15 mil masacrados y calcinados, los nuestros, el “Colectivo Veracruz” y “Rastros del Amor” dan cuenta de una horrorosa escalada de muertes y desapariciones, recrudecida a partir del 2018 cuando se fortalece el Cartel Sinaloa al amparo del poder.
Fosas clandestinas en el subsuelo del centro policial perteneciente al municipio de Emiliano Zapata, próximo al aeropuerto de Xalapa, el cementerio de Palo Verde al pie del céntrico Lázaro Cárdenas, con una fosa común al sur poniente de ese camposanto y las denuncias de sitios de extermino en Tuxpan, Veracruz y Córdoba son solo la punta de iceberg.
Esa escalada de atrocidades nos colocó en el primer lugar a nivel nacional con el mayor número de fosas clandestinas ubicadas, según investigación de la organización civil “Causa en Común”.
Están perfectamente ubicados y clasificados 668 cementerios clandestinos donde el crimen sepultó a sus víctimas, según el informe «Nombres sin Cuerpo y Cuerpos sin Nombre: apuntes sobre la omisión del Estado mexicano ante la tragedia de los desaparecidos».
Veracruz registra una violencia interminable relacionada tras la presencia y legitimación oficial de las bandas del narcotráfico en disputa territorial, el cobro de piso y el paso de migrantes.
El gobierno de Fidel Herrera dio carta de naturalización a los Zetas y cobró fuerza imparable en el gobierno del atarantado Cuitláhuac García a través de su personero el secretario de Gobierno, Eric Cisneros, apodado el Bola #8.
Así, Veracruz ha sido escenario de hechos de violencia y muerte con un ganador el Cartel Sinaloa y seis más que para finales del 2024 se estima controlan al menos 80 de los 212 municipios que conforman la entidad.
Hoy, de acuerdo a cifras disponibles, entre 2022 y 2024 producto de la disputa territorial desparecieron 21 mil 486 personas entre ellas 4 mil 900 mujeres.
El 10 por ciento de esa sumatoria, es decir, de los 21 mil 486 desaparecidos 2 mil 140 son menores de 18 años.
Los cinco municipios con mayor incidencia de desapariciones y muertes masivas son Veracruz puerto, Córdoba, Xalapa, Poza Rica y Córdoba.
El estado de Veracruz se coloca por tanto en la lista genocida.
El holocausto jarocho se suma a tragedia no vista desde el nazifascismo y sus historias de horror y muerte.
Los crematorios clandestinos en Jalisco, reportado por el colectivo de ciudadanos y ciudadanas buscadores de sus seres queridos desaparecidos, serán lo menos ante la escalada asesina registrada en Veracruz
Ese Veracruz que en el dejar hacer, dejar pasar, permitió que los carteles, desde las estructuras de poder y en alianza con las policías municipal y estatal, la Guardia Nacional y el ejército consumaran el holocausto.
Y es que tomando como referencia el “Mapa de Hallazgos de Fosas Clandestina de la Comisión Nacional de Búsqueda”, desde 2006 hasta abril de 2023, en Veracruz hay evidencias sobre la existencia de 668 cementerios clandestinos.
Y ahí, en ese escenario de muerte, destaca “Punta Pukita” en Alvarado, un extenso terreno que forma parte del cementerio clandestino que fue sembrado en reductos de tierra bordeada por agua dulce y salada, que extiende sus brazos hacia el río Limón en un extremo y el Golfo de México.
Solo se puede llegar en lancha.
En ese lugar, desde 2021 es el destino de los ajusticiados por el crimen organizado, ahí se localizan sus restos fraccionados y quemados.
Para la estadística queda además la denuncia del” Colectivo Familias Desaparecidos Córdoba-Orizaba” con evidencias testimoniales de cuerpos de 38 personas en un cementerio clandestino en “Campo Grande”.
La propia Fiscal del estado, Verónica Hernández Guidans ha reconocido la existencia de 60 fosas clandestinas con 95 cuerpos en diversos puntos de la geografía “en las que la delincuencia organizada sepultó de manera ilegal a sus víctimas”.
Todo quedó en eso, la denuncia de la autoridad erigida en juez y parte.
Ya desde septiembre de 2018 el diario La Jornada, aliado incondicional de la 4T, daba cuenta de la existencia de 186 personas localizadas en la “zona centro” de Veracruz arrojadas a cementerios clandestinos.
Y recientemente, a raíz del holocausto en Jalisco, el “Programa de Derechos Humanos (PDH) de la Universidad Iberoamericana” reveló que, durante la administración Cuitláhuac García Jiménez se localizaron 181 fosas clandestinas con 226 cuerpos.
Una más.
Para la cadena televisiva norteamericana “ABC News” la Fiscalía debe abrir el expediente que guarda la aparición de 166 cráneos en un campo de exterminio cerca del puerto de Veracruz.
Jalisco es solo la punta del iceberg.
Cuando la opinión pública nacional e internacional voltee a ver Veracruz el horror nos dejará mudos y inertes ante una transformación que, en efecto, se dio… pero sobre una pila de cadáveres.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo