INSPIRÓ SIQUEIROS A LOS CINEASTAS SERGEI EISENSTEIN Y ORSON WELLES
Abordan especialistas en el IIE la estrecha afinidad entre cine y muralismo; se exhibió el documental Walls of fire (Herbert Kline, 1971), digitalizado por Filmoteca UNAM
Dos creadores de grandes piezas de la cinematografía mundial, Sergei Eisenstein (1898-1948), autor de El acorazado Potemkin (1925), y Orson Welles (1915-1985) con Citizen Kane (1941), mostraron en su momento devoción y asombro por el trabajo plástico del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros (1896-1974) con quien emprendieron un diálogo personal y artístico.
Así lo expresaron la curadora Itala Schmelz, exdirectora de la Sala de Arte Público Siqueiros, y Natalia de la Rosa, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, al participar en la mesa redonda Muros de fuego: jornada de estudios en torno al cine y muralismo, convocada por el IIE.
“Siqueiros es la mejor prueba de que un pintor es verdaderamente grande, ante todo, una gran concepción social y una convicción ideológica. Mientras mayor es ésta, el pintor es más grande. Entre el estallido emocional y el intelecto disciplinado, Siqueiros lleva el golpe de su pincel con la seguridad implacable de un martillo de vapor sobre la línea de la meta final, que tiene siempre ante sí”, así lo afirmó Sergei Eisenstein, según citó Itala Schmelz.
En su momento Orson Welles dijo: “ningún pintor desde Miguel Ángel se ha movido tan valientemente en la dimensión arquitectónica, que es el más aventurado e independiente trabajo en el mundo del arte, sus figuras brincan hacia afuera del muro”, al referirse a Siqueiros, señala Itala Schmelz.
El tema de ser hijos de una revolución social y política –abundó la exdirectora del Museo de Arte Carrillo Gil y egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM–, y de compartir la idea de que ésta será estética o no, generó una teoría y una reflexión en ambos casos, sobre un arte tanto pictórico como cinematográfico que sea una revolución en las herramientas, en la composición, en las formas de expresión lingüística, no sólo una cuestión temática e ideológica.
En realidad, concluyó Itala, el cine y el muralismo son profundamente diferentes, su naturaleza cinética es distinta; el cine con cuadros en movimiento, y con la narrativa hecha mediante la edición. Cuando visitamos un mural de Siqueiros, lo que provoca es hacer una construcción con aportes de observación; el mural se dinamiza con el movimiento del espectador, y la narrativa es una serie de golpes de mirada.
Arte total
En la mesa redonda Cine y muralismo, moderada por David Wood del IIE, Natalia de la Rosa, también de dicho Instituto, habló sobre el mural de Siqueiros Por una seguridad social y completa para todos los mexicanos, ubicado en el Hospital de La Raza, del que dijo: utilizó al cine “como motor de integración plástica”.
“Es una alegoría, un retorno a los personajes míticos, con referencia a la posguerra, a la tecnología, a la energía atómica, y es una reivindicación a la clase trabajadora”, expuso.
En la Sala Francisco de la Maza del IIE, de la Rosa indicó que Siqueiros colocó la idea de unir el muralismo y el cine en objetos nuevos; en aquellos años se consideró al séptimo arte como una obra de arte total.
Asimismo, recordó que el también autor de El pueblo a la Universidad y la Universidad al pueblo, Las fechas de la historia de México, y Nuevo emblema universitario, dentro de las instalaciones de Ciudad Universitaria, realizó reseñas de cine y era un comentarista activo de este arte, lo que demostró al referirse a películas como Nosotros los pobres y Los olvidados.
En la misma jornada se exhibió el largometraje documental Walls of fire (Muros de fuego, Herbert Kline, 1971), dedicado a las obras de Siqueiros, Rivera y Orozco, el cual fue recientemente digitalizado por la Dirección General de Actividades Cinematográficas (Filmoteca UNAM).
Estuvieron también presentes: Dafne Cruz Porchini, Sandra Zetina y Julio Estrada, todos del IIE, así como Álvaro Vázquez Mantecón de la UAM Azcapotzalco, y Sonia García López de la Universidad Carlos III de Madrid.
Fuente UNAM