Opinión

EL PROBLEMA MENTAL DEL PROBLEMA

UNO MENOS

Salvador Farfán Infante

  • El deseo intenso y la ansiedad

 El problema inmediato de un problema es el problema en sí. En seguida se piensa en resolverlo, ¿Cómo? Meditando si contiene cosas que NO se pueden cambiar y observando si contiene cosas que SI se pueden cambiar. Si es lo primero, el mejor camino es la aceptación plena de la situación existente mediante una serena resignación Si las cosas motivo del problema SI se pueden cambiar, entonces se hace un proyecto para su resolución y una vez aceptado el mejor camino en lo personal, se inicia la Acción, e inmediatamente surgen El Deseo Intenso y la Ansiedad. Cuando estos dos sentimientos no se controlan debidamente, viene el sufrimiento. La mejor forma de controlar el Deseo Intenso es la Esperanza.

Esperar pacientemente y actuar en consecuencia, o sea, con paciencia; con la seguridad que dan la calma y la paz del corazón; con decisión, pero una decisión sana, recta, bien encauzada y fortalecida con una razón plena. La otra situación causa

del sufrimiento es la Ansiedad. Esta Ansiedad proviene del deseo de solucionar cuanto antes el problema en cuestión; pero, si arrastrado por la ansiedad, se procede

con ligereza, es imposible eliminar el sufrimiento. El sufrimiento por la ansiedad puede

eliminarse mediante la pasividad en el pensamiento y en la acción. Pensar despacio,

suavecito, calmadamente, como se ve la tierra sembrada en la campiña. Accionar espacio, sin prisas, serenamente: caminar moderadamente, ya que bien se sabe que

hay más tiempo que vida. El tiempo es infinito. La vida es corta, y ya que es corta no

hay que vivirla con sobresaltos, ni como un corredor de autos en la pista de Indianápolis. Dee pa ci to. ¿Acaso no se es un átomo dentro del vasto mundo? ¿Acaso el mundo es algo dentro del inmenso espacio? El silencio es un arma poderosa contra la ansiedad. Hablar poco, discutir menos, criticar nada, visitar el cine, preferir lo cómico, frecuentar el trato con la gente alegre. El “comer gente” y el hábito a la mentira también causan ansiedad. Aquí cabe recordar el adagio: “No hables mal de los muertos ni de quien no Pueda responder, porque es venganza de cobardes la de

las palabras”. La ansiedad mal dirigida conduce a la ira, y la ira al fracaso, y el fracaso

al PROBLEMA, y… ¡Vuelta al PROBLEMA! Ya no queda más que la canción del barco

chiquito: «Volveremos a empezar…”

  • Encuéntrate a ti mismo

Encontrarse a sí mismo es la charla íntima entre el consciente y el subconsciente; charla amena. Alguien le llamo el Otro Yo. Es también

la impermeabilización del Ego en la inmersión profunda en el pantano de su propia realidad, – es el desenmascaramiento de las pasiones ente la razón; el conocimiento

de nuestra lúcida verdad, de nuestra latente incertidumbre hacia lo ignoto, sin velos, sin tapujos, sin el incienso de músicas sagradas. Es el diálogo del Silencio en el silencio: el diálogo inturbable de la Calma con la calma… Es el Yo Activo con el Yo Observador; es, el discernimiento puro del conocimiento del bien y del mal en nuestros propios juicios, en nuestros mismos actos; es el ahondamiento del desmenuzar esencial del SI y el despliegue bárbaro del látigo cuando dijimos ¡NO! Así es, como las profundidades del valor real de nuestros propios Valores y la altitud,

también verdadera, de nuestras propias debilidades. Estas charlas son amigas del

Silencio, son amigas de la Paz, son amigas de la Luz. No de la luz que ciega, no de la paz de tumba, no del silencio de muerte, sino de aquello que acerca al hermano abandonado, ese otro Yo que gustosamente charlará conmigo si llamo a su puerta, cuantas veces quiera, y yo… siempre charlaré con él…

Pero si lo olvido, volveré a la duda, volveré el vacío, andaré sin ruta, vagare sin

rumbo, por tratar de alejarme de charlar con mi hermano…

Fuente: Hojas Sueltas. A.A.

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