DESDE LAS CENIZAS DEL PARICUTÍN, EN EL MUSEO CARRILLO GIL
DESDE LAS CENIZAS DEL PARICUTÍN, EN EL MUSEO CARRILLO GIL
- El recinto del Inbal realizará una charla con especialistas el
jueves 4 de mayo a las 17:00 horas
Desde las
cenizas del Paricutín. Vestigios en el acervo a 80 años de su nacimiento concluye temporada de exhibición en el Museo
de Arte Carrillo Gil (MACG) el próximo domingo 7 de mayo. La
muestra, integrada por una selección de libros y revistas a cargo de la
curadora Rebeca Barquera, resulta significativa al vincularse con el trabajo de
artistas fundamentales de la Colección MACG.
En el marco
del cierre de la exposición se llevará a cabo una conversación entre Rebeca
Barquera, el investigador Michel Blancsubé y Lorena Botello, jefa del Centro de
Documentación, quienes abordarán temas derivados del nacimiento del volcán
Paricutín como un acto de creación del mundo, el próximo jueves 4 de mayo a las
17:00 horas en el recinto anfitrión.
Barquera,
historiadora del arte e investigadora, identificó las imágenes de obras de
diversos artistas modernos inspiradas en el surgimiento del volcán, las
exposiciones en las que se presentaron y los textos que las relacionan con
otros temas.
En la charla
se abordarán diversos aspectos derivados del nacimiento del volcán, como el
impacto que este acontecimiento geológico tuvo en la obra del artista Wolfgang
Paalen, de origen austriaco, cuyos textos fueron traducidos por Michel
Blancsubé.
El surgimiento
del volcán afectó y dejó huella en los trabajos de varios artistas como Diego
Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros, Gerardo Murillo Dr. Atl,
Carlos Orozco Romero, Gunther Gerzso, Alfredo Zalce y sus contemporáneos. Sin
embargo, no solo se trató de un evento que representaron los artistas en sus
lienzos, sino que la visita al volcán se volvió un punto de encuentro de
escritores, entre ellos José Revueltas y Allen Ginsberg, o de artistas extranjeros:
Florence Arquin, Roberto Matta y Onslow Ford.
El uso del
Paricutín como metáfora, tanto de los movimientos revolucionarios como de la
belleza convulsiva asociada en la modernidad patriarcal con el cuerpo de la
mujer, mantuvo una lectura ambivalente del evento, desde la representación de
un paisaje desolado y perturbador hasta su transformación en espectáculo
turístico, indicó la curadora.
Es posible
pensar que la inclinación de los artistas por el intempestivo surgimiento del
Paricutín se relacionará con las explosiones, la guerra, las bombas y el uso de
la energía atómica en aquella época de incertidumbre, tal como lo muestra la
pieza Mar petrificado (cráter atómico), de Alvar
Carrillo Gil. El volcán era energía siempre en potencia que no se sabía cómo
controlar o predecir.
José Revueltas
comparaba la atmósfera producida con “un sudario negro sobre el paisaje” y con
un “bosque funeral”. La metamorfosis de la roca de basalto en adoquines,
edificios o jardines reactualizan su imagen y mantienen la convulsión de su
origen, en su equilibrio impredecible entre calma/silencio y
tormenta/explosión.
Otra obra
destacada que se encuentra es Pedregal (1947), óleo sobre tela
de la Colección SC / INBAL / SC de José Clemente Orozco. En la pieza se observa
el Pedregal de la Ciudad de México como una zona originada por la erupción de
otro volcán: el Xitle.
Las capas de
lava que configuran este paisaje hicieron que se le nombrara de distintas
maneras: los mexicas lo llamaron Tetlán, cuyo significado es “lugar de piedras”
o Texcallan, “paraje de rocas”; en el Virreinato se le denominó “Malpaís”, por
su incapacidad de ser utilizado para el cultivo; y en el siglo XX, el hombre
moderno encontró ahí el lugar para imaginar una nueva ciudad, una que pusiera
en diálogo la arquitectura moderna con ese paisaje de basalto. En su obra, José
Clemente Orozco representa aquel panorama pétreo, agreste, que en aquellos años
iniciaría su transformación con el proyecto residencial de Jardines del
Pedregal.