Opinión

¡COMO LE GUSTA A CLAUDIA HACERLE AL CUENTO!

Por Edgar Hernández*

 @LineaCaliente

Si ya desde la primera vez que fue presidente Donald Trump hizo patente su odio a México tras poner de rodillas a AMLO y para este segundo mandato nos refrenda su mano dura contra migrantes, aranceles, fentanillo y armas, así como colocar al gobierno de México como un narcoestado, por tanto ¿por qué habría de cambiar?

Por qué habría de ser diferente si está más que telegrafiada su determinación de llevar a prisión a los hijos del Peje, al Peje mismo y a los factores de poder institucional y de la delincuencia manifiesta en los Carteles.

Esa supuesta “emergencia” de Trump de retirarse anoche de la cumbre de Canadá porque la guerra de Israel contra Irán está bien dura y requiere de su presencia no es más que otro desplante del amo de la democracia.

Es la obediencia a ciegas que nos exige a los pueblos sometidos.

Es seguirle la corriente de parte de los países supeditados, de nuestro México de la cola sucia que hoy encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum que no hace más que hacerle al cuento.

A Estados Unidos le queda muy claro que es lo que quiere con su política migratoria regional y como direccionar las relaciones con su vecino del sur.

Hace décadas lo viene advirtiendo.

Ello explica por qué el país más poderoso del mundo occidental impuso a un hombre del corte de Trump, el único capaz de arrasar con los derechos humanos, de no negociar con la criminalidad, de meter al orden a los gobiernos asociados a los Carteles y mantenerlos de rodillas.

Ese es el capitalismo moderno.

En ello se finca su poder y para quienes están ligados a la criminalidad no hay más que obedecer.

Ya fueron muchos los llamados a poner fin a esas alianzas criminales que antes estaba a las órdenes del gobierno federal, pero que ahora son a la inversa.

Fueron muchas las advertencias de atajar la filtración en las estructuras de poder, de pararlas en seco, de evitar que los criminales de cuello blanco tomaran el control de las instituciones, no se pudo, no se quiso, no se entendió.

Es por ello que a partir del 2018, luego que toma carta de naturalización ese cáncer social, se disemina por todo el cuerpo nacional y termina sometiéndonos.

A ello se debe el humillante papel de la presidenta Sheinbaum que se hace patente a cada paso, con cada acción, ante cada desplante del déspota Trump empeñado en llevar a prisión a gobernantes, a los hijos del Peje, al Peje mismo y todos sus cómplices.

Imposible engañarse ante una lectura tan lineal.

A nuestra generación nos toca ver esa cirugía con hacha de parte de la autoridad gringa que hoy no pocos ven como la salvación nacional.

El punto es saber si con ello lograremos el alivio social o terminaremos como Cuba, Haití o la Dominicana.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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