Cultura

ANALIZA GARCÍA CANCLINI IMPACTO DE COVID EN CULTURA

 

Yanireth Israde

Agencia Reforma

Ciudad de México 3 octubre 2023.- El término «emergencia», en su doble acepción de crisis y de innovación creativa, vertebra el más reciente título de la serie CulturaS de editorial Gedisa, bajo coordinación de Néstor García Canclini.

 

 «Esos dos sentidos coexisten siempre, especialmente en países en los que se da insuficiente atención a la sostenibilidad de la cultura», afirma el antropólogo en entrevista, a propósito de la publicación de Emergencias culturales: Instituciones, creadores y comunidades en Brasil y en México.

 

 «Lo que hemos visto en distintos países estudiando este proceso ambivalente es que emergencias repentinas, como un sismo o la pandemia, notoriamente en todo el mundo, generan una desestabilización de las instituciones, de las comunidades creadoras, de las fuentes de trabajo.

 

 «Lo estudiamos especialmente en México y en Brasil, con un horizonte latinoamericano, y vimos que había grandes diferencias en los fondos de emergencia para atender la reducción de puestos de trabajo y de oportunidades de comunicación presencial, y eso dependía de historias culturales de los diferentes países», explica.

 

 El libro deriva de una investigación que García Canclini desarrolló en la Cátedra Olavo Setubal de Arte, Cultura y Ciencia del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo, a la que fue invitado en 2020.

 

 Primer especialista extranjero que ocupó esta cátedra, el autor de La globalización imaginada dirigió un equipo formado por los investigadores brasileños Juan Ignacio Brizuela y Sharine Machado C. de Melo y la investigadora mexicana Mariana Martínez Matadamas.

 

 «Cuando llegó el momento de iniciar la cátedra, el 1 de septiembre de 2020, estaba la pandemia. No pude viajar. Di la conferencia inaugural en forma virtual y trabajé durante un año con los asistentes brasileños y con mi asistente en México para organizar una investigación. El propósito era, en realidad, estudiar las instituciones culturales y la crisis que les planteaba la emergencia de la pandemia. Y después de un año pude viajar, intercambiamos resultados, hicimos seminarios para contrastar con actores culturales la investigación que habíamos realizado en forma virtual», detalla.

 

 «Como vivo en México», añade García Canclini, «me pareció atractivo hacer un estudio de comparación sobre cómo se desenvolvía esta situación crítica en Brasil y en México».

 

 El contraste fue notable y paradójico: mientras Brasil, que había degradado el Ministerio de Cultura a Secretaría, aumentó el presupuesto para el sector, en México el ascenso del Conaculta a Secretaría de Cultura no significó un empoderamiento presupuestal.

 

 «Durante el periodo en que investigamos, el Presidente de Brasil era Jair Bolsonaro, que había degradado el Ministerio de Cultura a Secretaría y había cortado buena parte de los fondos, pero a la vez, la situación crítica generada por la pandemia incitó a miles de artistas a asociarse para generar redes de apoyo y descubrieron que había un fondo inactivo de 3 billones de reales, unos 550 millones de dólares.

 

 «No iban a solicitarlo ni a la Secretaría de Cultura ni al Poder Ejecutivo; sabían que no lo conseguirían de esa manera, entonces cabildearon con los legisladores -el Congreso estaba formado por muchos partidos- y lograron muy buen eco y redactaron una ley que destinara esos fondos a los municipios, a las comunidades, con la condición de que tuvieran consejos de cultura local».

 

 De los más de 6 mil municipios repartidos en Brasil, señala García Canclini, solo unos 450 disponían de un consejo de cultura local. La mayoría se apresuró a crearlo, con participantes de la propia comunidad, para recibir el apoyo, finalmente suministrado al 75 por ciento de municipios como parte de la ley, que se denominó Aldir Blanc, en homenaje al músico brasileño que murió la durante la pandemia.

 

 «Y lo que parecía un acontecimiento excepcional se convirtió después en un movimiento consolidado que promovió una segunda ley Aldir Blanc y ahora una tercera, que se llama Pablo Gustavo, que genera por cinco años un proceso de continuidad en el apoyo al sector cultural».

 

 En cambio, en México hubo pequeños apoyos y unos pocos programas de ofertas de trabajo puntuales por periodos cortos para artistas, la mayoría de la Ciudad de México. Y a la vez, el presupuesto del sector se contrajo.

 

 «De 2011 a 2016 hubo aumento significativo y, a partir de 2016 -curiosamente en coincidencia con el ascenso del Conaculta a Secretaría de Cultura- encontramos una declinación presupuestal», destaca García Canclini.

 

 El libro, por ejemplo, refiere un estudio del Centro de Análisis e Investigación de Fundar sobre la evolución del gasto ejercido y aprobado en México desde 2016, cuando se creó la SC, a 2021, y observa la caída de los fondos así como su disminución relativa en contraste con el incremento de otras secretarías, como la de Defensa, que lo supera en 8 veces; la de Marina, en 1.5, y la de Turismo, con un presupuesto 22 veces mayor que el asignado a Cultura.

 

 Además de la disminución presupuestal efectiva, también repercutió en el sector que entre 23 y 25 por ciento de los recursos en este sexenio se dedicaran al Complejo Cultural Chapultepec.

 

 «Y eso ha disminuido las aportaciones ordinarias anuales a otros sectores institucionalizados, como los museos o el cine, que incluso se vieron afectados por la desaparición de fideicomisos que les daban apoyo extra», indica el también autor de Culturas híbridas, Estrategias para entrar y salir de la modernidad.

 

 Adicionalmente, dice, la restauración del patrimonio histórico dañado por los sismos de 2017 reclamó fondos presupuestales.

 

 «En todo caso», subraya, «en otros países la atención dada por las autoridades a esta emergencia que significó la pandemia para los artistas que se quedaron sin trabajo y para las instituciones que tuvieron que cerrar durante muchos meses, fue mayor».

 

 García Canclini refiere un informe, en el que participaron organismos internacionales como el BID y la UNESCO, que comparó el incremento regional del presupuesto de cultura de 2019 a 2020. Brasil se situó en primer lugar con un aumento del 143 por ciento, principalmente como resultado de la referida ley Blanc; luego Argentina, Chile y otros países. México ocupó el décimo sitio, con un aumento presupuestal en el periodo de 3 por ciento.

‘Aspiramos a una cultura más democrática’

 México debe aspirar a un Sistema Nacional de Cultura que apueste por la descentralización y la participación de creadores y gestores culturales, pondera García Canclini.

 

 «El Sistema Nacional de Cultura no es una propuesta mía», aclara. «Lo observé funcionando en Brasil en esta investigación y en visitas anteriores en las que me admiró la capacidad de integración nacional del país territorialmente más extenso y disperso de América Latina».

 

 En México, contrasta, ha imperado históricamente un sistema cultural centralizado, semejante al de salud, mientras en Brasil prevalece una cultura y una atención sanitaria federalizada que también se hizo patente durante la pandemia de Covid-19, porque los distintos estados brasileños podían, por ejemplo, comprar vacunas y programar su aplicación.

 

 «Aspiramos muchos a un Sistema Nacional de Cultura más democrático, en el sentido de más descentralizado, con mayor participación y coparticipación de los creadores, de los comunicadores, de los gestores culturales».

 

 Tendría que ser, también, un sistema más comunitario, que suponga incluso la participación de públicos, dice Canclini.

 

 «Tiene que ser una iniciativa de las comunidades, una presión social no sólo de los creadores y los comunicadores, sino incluso de los públicos, exigiendo que la oferta sea más diversa, que conozcamos no sólo en la Cineteca películas de muchos países, que conozcamos en los teatros la riqueza de la creatividad teatral internacional», ejemplifica.

 

 «Y me parece que en los últimos tiempos, en parte debido a la pandemia, pero también por otras causas, ha disminuido la heterogeneidad, la variedad de la oferta cultural, incluso en la Ciudad de México, donde tenemos mayor cantidad de fondos, de escenarios, de lugares para relacionarse con los públicos».

 

 México requiere además información estadística confiable y sistemática, que permita también las evaluaciones periódicas del sector, puntualiza.

Toma nota

 Qué: Presentación del libro Emergencias culturales: Instituciones, creadores y comunidades en Brasil y en México.

 Quiénes: Néstor García Canclini, Mariana Martínez Matadamas y Eduardo Nivón.

 Cuándo: miércoles 4 de octubre, 19:00 horas.

 Dónde: Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (Tamaulipas 202, Condesa).

 

 

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