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CORTA ROCA REY 4 OREJAS Y RABO EN LA PLAZA MÉXICO

Guillermo Leal                                   

Agencia Reforma

Ciudad de México 3 febrero 2025.- El matador de toros peruano Andrés Roca Rey tuvo una tarde de consolidación hoy en la Plaza México al cortar las cuatro orejas y un rabo, por cierto el número 131 en la historia, a dos magníficos toros de la ganadería de Xajay.

Sus alternantes Joselito Adame y Arturo Gilio se fueron de vacío.

Al final Roca y el ganadero Javier Sordo salieron en hombros.

Tras el merecido reconocimiento a los monosabios por sus 91 años de su agrupación, Joselito Adame ligó ajustadas y templadas chicuelinas a su primero de Xajay que fue bravo al caballo.

Luego con la muleta, el astado marcó su querencia a las tablas, hasta donde un esforzado Joselito lo buscó para conseguir meritorios muletazos que el público le reconoció. Mató de estocada

Con su segundo, Adame tuvo más colaboración y se lo llevó a los medios para estructurar su faena que no fue fácil porque el astado desarrolló bravura seca. Sin embargo Joselito, quien no estuvo a gusto, dio la cara con un toro incómodo.

Tardó en matar y escuchó un aviso y división de opiniones para Joselito.

Emocionadísimo inicio de faena de Andrés Roca Rey con el bravo segundo de la tarde al que cuajó bellas verónicas y chicuelinas y luego más que una larga, un eterno remate.

Sus intenciones eran claras y de rodillas con un péndulo inició su faena eslabonando varios pases en esa postura.

Después hubo emoción y buenos momentos, con temple y mandó, por ambos pitones.

La rúbrica con dos vibrantes muletazos en redondo y un cambiado de muleta por la cara para después de unas bernadinas dejo una estocada y el público le apretó al juez de plaza Gilberto Ruiz las dos orejas.

Y en su segundo, no contento con ese triunfo se fue a la puerta de toriles a recibirlo de rodillas y aunque tuvo que echarse a la arena en esa, y otra al hilo de las tablas, el público le agradeció el gesto.

Luego armó otra escandalera con muletazos profundos, largos y emocionantes pues combinó los adornos y estuarios como esos cinco con los que arrancó su actuación.

Los redondos fueron soberbios, el público de pie, y las ovaciones estruendosas en el marco de la grandeza de la fiesta brava que le dio a la figura del Perú las orejas y el rabo, éste el número 131 con el que dio una clamorosa vuelta al ruedo en compañía del ganadero de Xajay, Javier Sordo y ante una plaza entregada.

El encierro de la Ganadería de Xajay, de muy buena presencia, con toros bravos, destacando el segundo y el quinto, para aquél hubo arrastre lento.

El primero de la tarde fue huidizo y el cuarto tuvo movilidad, pero pereza. El lote malo fue el tercero, y el sexto

Arturo Gilio batalló con su primero que no fue un astado fácil. Se ponía por delante y aunque Arturo intentó por ambas manos poco fructífero fue su esfuerzo. Pincha y deja estocada para retirarse en silencio. Luego el sexto, deslucido, huidizo, no fue propicio para la voluntad del lagunero.

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