SEGUNDO ACTO, LA GUERRA SUCIA DE NAHLE
Por Edgar Hernández*
Morena deja sentir la guerra sucia contra Pepe Yunes.
Libelos, escenarios de derrota, historias falsas, fotografías truqueadas y periodistas mercenarios sumados al descredito, así como “nuevas” encuestas patito para confundir a la ciudadanía son parte de la estrategia, digamos el segundo tiempo, de la fracasada campaña de Rocío Nahle.
Y no podía ser de otra manera ante la caída en vertical de la zacatecana que a escasas cuatro semanas de que termine la precampaña no despierta interés alguno entre la ciudadanía.
Ni los sondeos demoscópicos de casas encuestadoras de alto prestigio que la colocan hasta 52 puntos arriba del aspirante de Pepe Yunes resultan creíbles para los mismos seguidores.
Sus amanuenses ya no saben cómo borrar y sacar de las redes aquellas donde Pepe Yunes está a sólo cuatro puntos de superarla sin que aun empiece la campaña ni tener la candidatura por la gubernatura oficializada.
Es el “Efecto Pepe” lo que preocupa, la que la tiene en la lona.
Es el propio estilo de hablar de la dama con la gente. Son las Suburban con ambulancia incluida, en las que se mueve su comitiva contra la vieja camioneta de Pepe Yunes.
Es la credibilidad de peroteño contra la fundada sospecha de corrupción de la zacatecana; es la honestidad contra la deshonestidad; es el no cumplir como sucedió en Dos Bocas contra los miles de millones que Pepe gestionó para más de 80 municipios.
Es la narrativa en donde Nahle habla de cumplir y acabar con el nepotismo sin ser cierto, mientras su contraparte si puede pasar la prueba del ácido de la honestidad y el trabajo cumplido en defensa de Veracruz y México desde las más altas tribunas camerales
Es el mismo modito de decir y prometer; de vestirse como veracruzana para parecer sin ser. Es la actitud despectiva con la prensa. Son los pillos que la rodean.
Es la defensa cantinflesca de Cuitláhuac, el ocultamiento del marido, los gritos destemplados desde tribuna, el flotar y fingir cuando carga a un niño o besa a una anciana, son las joyas y relojes que porta cuando llega a los mítines donde la observa la gente desposeída y con hambre.
Es ese mensaje tan demagógico y repetitivo que la ciudadanía no digiere, le provoca desagrado, huye de los mítines. Vaya, hasta los acarreados la abandonan.
Es la percepción.
Ya no gustó a la gente que los “Siervos de la Nación” vayan a tocar a tocar la puerta de tu casa para exigir entregues la credencial de elector y comprometas tu voto para Nahle so riesgo de perder los beneficios.
Desespera y angustia que te asomes a la calle para ver los muertos del día, las balaceras en la plaza o el cobro de piso. La gente está harta del tráfico de drogas a plena luz del día al igual que la extorsión de la policía hoy más corrupta que los propios criminales.
Lo real es buscar poner fin a la brutal inseguridad que asola pueblos y ciudades protegidas por núcleos de poder gubernamental, mismos que Nahle no va a quitar porque ella viene de ahí.
Es por ello que la oposición, la ciudadanía misma, observan con singular alegría que el cambio asoma con la propuesta de Pepe; que Nahle no es apreciada y menos respetada por los más y que el 2 de junio el “pueblo bueno” los va a echar.
Y eso, si importa.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo