TRABAJO SOCIAL, UNA PROFESIÓN QUE PROMUEVE EL CAMBIO EN LA SOCIEDAD
· En la ENTS de la UNAM cada año egresan 450 profesionales, para quienes es necesario abrir más campos laborales, afirma Carmen Guadalupe Casas Ratia
· Esta disciplina atiende directamente a la sociedad en temas como derechos humanos, perspectiva de género e inclusión social: Leticia Cano Soriano
· El 21 de agosto se conmemora el Día Nacional de las y los Trabajadores Sociales
Ante las complejas realidades, las brechas de desigualdad y la pospandemia, el Trabajo Social se ha posicionado como una profesión medular para la intervención en los procesos sociales. Los contextos cambiantes nos interpelan todos los días, a partir de la formación y los campos profesionales para intervenir con los grupos, sostiene la directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Carmen Guadalupe Casas Ratia.
En 2022, esta disciplina cumplió 90 años y esa entidad académica (la más grande del ramo en el país) celebrará el próximo mes de octubre 50 años, agrega en entrevista la directora.
A propósito del Día Nacional de las y los Trabajadores Sociales, que se conmemora el 21 de agosto, Casas Ratia destaca que entre los retos de esta profesión en México están: realizar más investigación para intervenir socialmente; incorporar el trabajo social digital como herramienta para acercarse a las comunidades; y seguir con la apertura de espacios laborales con perspectiva de derechos humanos, género e inclusión.
En tanto, la profesora de carrera de la ENTS y coordinadora del Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales (CAACS) de la Universidad Nacional, Leticia Cano Soriano, considera que la complejidad de los problemas sociales del país marca un nuevo rumbo para esta disciplina en México.
Es un viraje que debe dar la profesión ante los acontecimientos que se han exacerbado en la actualidad, como la descomposición social causada por diferentes factores, entre ellos las violencias, fragmentación del tejido social en nuestra nación, pobrezas, persistentes desigualdades y las crisis enmarcadas en la emergencia social por la COVID-19, asegura en entrevista.
Cano Soriano señala que un desafío importante para la Universidad es formar profesionales con alto compromiso social y ético, renovada vocación para la labor comunitaria, con el objetivo de incorporar sus saberes especializados a la política social en México, a fin de profundizar en los estudios, investigaciones y diagnósticos de los problemas que estamos afrontando, por lo que “es fundamental tener mayor injerencia en las políticas públicas del país”.
Para la docente de la ENTS esta profesión es de relevancia en el país, tiene una tradición importante, especialmente por laborar directamente con la población, en intervenciones sociales comunitarias y en colaboraciones multidisciplinarias que son necesarias para construir alternativas a fin de hacer frente a los problemas sociales.
Las violencias sociales impactan en lo personal, familiar y colectivo. Por ejemplo, las desapariciones forzadas y los feminicidios, junto con las privaciones, carencias y desigualdades, afectan indudablemente al tejido social familiar, enfatiza.
El desarrollo comunitario y el trabajo colectivo son trascendentales para lograr el bienestar social y resolver problemas comunes, así como para reivindicar los derechos en la materia, conformar redes de apoyo con fines comunes para lograr mejoras en la vivienda, salud y servicios básicos, precisa.
“Hoy estas prácticas comunitarias han tenido que transitar para dar paso a las resiliencias ligadas al dolor, a las pérdidas que sufren familiares por las víctimas de feminicidios, de desapariciones forzadas; es decir, nos acoge el sufrimiento y la demanda por justicia, por lo que estos tejidos sociales se han resignificado, y con ello los sentidos comunitarios”, comenta.
La especialista añade que colectivizar las penas y los dolores es producto de los entornos sociales complejos en que viven las comunidades, razón por la cual el Trabajo Social en la actualidad enfrenta numerosos retos para la formación y el desarrollo de sus profesionales.
Cano Soriano recalca que esta profesión tiene que ver con todas las vertientes que impactan a las sociedades: garantías fundamentales, perspectiva de género, inclusión social; acceso a la salud, educación, vivienda y alimentación; problemáticas de mujeres, jóvenes, adultos mayores, niñas, niños y adolescentes, personas con discapacidad, diversidades sexogenéricas, entre otras; y en problemas asociados a las pobrezas y desigualdades, pero también con el desarrollo social y humano, por citar algunos.
Las y los profesionales de esta disciplina debemos prepararnos más para afrontar los retos que hoy se presentan, construir distintos marcos teóricos y metodológicos, estrategias y acciones pertinentes para nuestras intervenciones con familias y comunidades, y participar más activamente en la agenda pública nacional. Afortunadamente hay numerosos colegas trabajando todos los días a partir de estas complejas realidades, afirma.
En tanto, Casas Ratia sugiere continuar con la interdisciplina y transitar a la transdisciplina para hacer más visibles las desigualdades, como la precariedad económica y social, el deterioro del medio ambiente, los riesgos en la salud y las violencias, cuestiones que se agudizan cada vez más en el mundo y con ello la atención multidimensional de estas problemáticas.
La profesión en cifras
La titular de la ENTS refiere que, con base en datos del Instituto Mexicano para la Competitividad, hasta 2022 el total nacional de personas que estudiaron la licenciatura en Trabajo Social fue de 155 mil 376.
A nivel laboral, el campo de la salud es donde existe mayor desempeño. “De acuerdo con este mismo Instituto tenemos una tasa de ocupación de 95.3 por ciento en promedio a nivel nacional, y hay una tasa de desempleo de 4.7 por ciento”.
Casas Ratia reconoce que las posiciones que ocupa Trabajo Social desafortunadamente son de subordinación en 87.5 por ciento de los casos, mientras como empleador es de apenas 3.6 por ciento.
En el caso de la ENTS, se trata de la escuela más grande del país en esta disciplina, con más de 3 mil 500 alumnos, ingresan mil 500 estudiantes cada semestre y egresan 450 anualmente.
Entre las líneas de investigación de la entidad académica destacan: desarrollo humano, grupos socialmente vulnerables, desarrollo social y naturaleza, violencia y seguridad pública, Estado y políticas sociales, estructura social pública, enfoque social de la salud, derechos humanos, justicia social y perspectiva de género.
Las especialistas coinciden en señalar que es una carrera inter y transdisciplinaria que permite potenciar lo más importante de las ciencias sociales, pues articula varias de las teorías y metodologías, buscando siempre un acercamiento con la realidad y las comunidades humanas.
FUENTE: UNAM